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Enclavado en el pintoresco Valle de Moraira, este lugar es una verdadera maravilla natural que atrae la atención con su esplendor geográfico. Aquí, varios arroyos de montaña convergen en un encuentro majestuoso, fluyendo con aguas cristalinas que incluso durante los meses más secos de agosto, no escatiman en su paso hacia la dorada playa. A lo largo de los años, estos ríos han ido depositando cuidadosamente su preciado suelo aluvial en el fondo del valle, creando una tierra fértil y rica, ideal para el cultivo y la vida próspera.
Mirando hacia el norte, la mirada se encuentra con la imponente ladera del Cap d'Or, una elevación que custodia el pueblo y que le confiere una majestuosidad natural. El entorno natural es cautivador y deslumbra a quienes tienen la suerte de visitar esta joya mediterránea.
El clima que acaricia Moraira es otro de sus tesoros. Un clima mediterráneo excepcionalmente estable regala alrededor de 300 días de sol al año, sumergiendo a sus habitantes y visitantes en un eterno abrazo de luz y calidez. Los veranos se presentan ardientes, mientras que los inviernos son suaves, gracias a las colinas circundantes que protegen el área de los embates del crudo clima invernal. No obstante, durante el verano, estas colinas también crean un vórtice natural que desata refrescantes brisas marinas, ofreciendo un respiro bienvenido ante los días más calurosos. El mar, fiel compañero de este paraíso, durante los meses estivales, alcanza temperaturas agradables de hasta 25 grados, convirtiéndose en un remanso de frescura y diversión.
La historia de Moraira se remonta a tiempos inmemoriales, testimoniando una presencia humana que ha pervivido a lo largo de los siglos. Los objetos arqueológicos descubiertos en el sitio de Cova de la Cendra, en Cap d'Or, nos hablan de una ocupación desde la era del Paleolítico Superior, conectando al presente con sus ancestrales raíces. Además, las vasijas halladas en Cal d'Or, vinculadas a la cultura íbera, señalan que esta región fue habitada durante la Edad del Bronce, testimoniando una rica y diversa historia prehistórica.
Pero quizás uno de los legados más influyentes en la historia de Moraira es el legado de la cultura mora, una huella que aún puede apreciarse en la arquitectura y en el diseño de la zona. La ocupación morisca dejó una profunda influencia que se refleja en nombres de lugares como Alcassar, Benimeit, Benimarco, Moravit, Pouet del Morro y Tabaira. En esta tierra, las leyendas locales cuentan que Moraira debe su nombre a la princesa mora Ira, la Mora, una figura que parece danzar en el imaginario colectivo.
La modernidad también ha dejado su huella en este rincón encantador. Durante las décadas de 1970 y 1980, la llegada del turismo internacional transformó la economía y la apariencia de Moraira. El pueblo se expandió para dar cabida a nuevas viviendas vacacionales y a una infraestructura turística en auge. Hoy en día, la población permanente de Moraira es de alrededor de 10,000 habitantes, aunque en la estación estival, esta cifra se dispara hasta los 36,000, atrayendo a multitudes de visitantes. Entre los residentes permanentes, se destaca una vibrante comunidad de extranjeros que han hecho de Moraira su hogar, especialmente un gran número de jubilados adinerados, muchos de ellos de origen británico. No es sorprendente entonces, que este lugar sea un punto de encuentro multicultural, donde la lengua materna de sus visitantes y residentes abarca desde el español hasta el inglés, el alemán, el holandés y el francés.
Moraira es un lugar de belleza extraordinaria, donde la naturaleza y la historia se entrelazan para crear un escenario fascinante. Con su valle de arroyos convergentes, clima soleado y cálido, y su legado multicultural, este rincón del Mediterráneo se convierte en un destino sin igual para aquellos que buscan una experiencia inolvidable. Moraira nos invita a sumergirnos en sus encantos y a descubrir los secretos que ha guardado celosamente a lo largo de los siglos. Una vez aquí, es imposible no sentirse cautivado por su esencia, porque Moraira es más que un lugar, es una experiencia que se vive y se atesora para siempre.
