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Pedreguer es una encantadora población ubicada en la pintoresca comarca de la Marina Alta, en el hermoso País Valencià. Este lugar, con su rica historia y cautivadores paisajes, se convirtió en el destino perfecto para aquellos turistas curiosos y ansiosos por sumergirse en las maravillas que escondía cada rincón de este rincón valenciano.
Al llegar a Pedreguer, los visitantes eran recibidos por la magnífica Font d'Aixa, una partida que, aunque administrativamente pertenecía a los municipios de Llíber y Pedreguer, cautivaba con su belleza natural y su serenidad. Aquí, la tranquilidad del entorno invitaba a explorar cada encantador rincón, mientras el murmullo suave de la naturaleza acariciaba los oídos de los viajeros.
Continuando su travesía, los turistas llegaban a El Castellet de l'Ocaive, una misteriosa fortaleza con orígenes musulmanes que se encontraba en la imponente Muntanya Gran. Al observar las ruinas que yacían entre la vegetación, la imaginación se desataba y transportaba a los viajeros a tiempos pasados, cuando los muros de la fortaleza protegían a sus habitantes y custodiaban la historia de la región.
Adentrándose en el corazón de Pedreguer, los visitantes se encontraban con la majestuosa Església de la Santa Creu, una iglesia que atesoraba siglos de historia. Su arquitectura del siglo XVIII revelaba detalles exquisitos que narraban la evolución de la región a lo largo de los años. Aquí, los turistas podían sentirse parte del pasado, conectando con las generaciones que habían dejado su huella en aquel sagrado lugar.
El bullicio del mercado en los Porxes (o Pòrxens) llamaba la atención de los viajeros, remontándolos al siglo XIX, cuando esta construcción albergaba el mercado tradicional al aire libre. Aunque el mercado había crecido y se había expandido a la Plaça Major, la atmósfera encantadora y la tradición seguían presentes, envolviendo a todos en un ambiente lleno de vida y sabor.
Los días soleados en Pedreguer brindaban la oportunidad de visitar la Capelleta de Sant Blai, una ermita del siglo XVIII que se había levantado nuevamente tras haber sido devastada por un incendio. Durante las festividades de Sant Blai, el "Porrat" atraía a los viajeros a paraditas que ofrecían delicias locales, como dátiles y caña de azúcar, compartiendo así la esencia de la cultura y tradiciones del lugar.
Una caminata hacia Les Escoles Velles, un edificio histórico del final del siglo XIX, transportaba a los turistas a los primeros días de enseñanza secundaria en las comarcas del sur de la provincia de Alicante. Este lugar había sido restaurado con esmero y ahora albergaba la Casa de Cultura, enriqueciendo la vida de la comunidad y conectando el pasado con el presente.
Al caer la noche, los Molinets emergían en el horizonte, dos molinos de viento del siglo XIX que solían dar vida al grano y proporcionar harina a la gente del lugar. Su iluminación nocturna los transformaba en un espectáculo mágico, evocando tiempos pasados y revelando la tenacidad de la región para preservar su herencia histórica.
Finalmente, para una vista panorámica de la Marina Alta, el Mirador "Mirabarques" se presentaba como un regalo para los ojos y el alma. Construido en 1998, brindaba una perspectiva inigualable de la región, permitiendo a los viajeros maravillarse ante la belleza natural que se extendía a lo largo del horizonte.
Pedreguer se convirtió en un destino de ensueño, donde cada tesoro histórico y cada escenario natural se entrelazaban para crear una experiencia turística inolvidable. Los viajeros quedaban cautivados por la riqueza cultural y la belleza que los rodeaba, y al final de su visita, siempre llevaban consigo recuerdos imborrables de este encantador rincón del País Valencià. Pedreguer esperaba con los brazos abiertos para recibir a los aventureros y curiosos viajeros, brindándoles una bienvenida cálida y una experiencia única que permanecería en sus corazones para siempre. ¡Bienvenidos a Pedreguer, donde el pasado y el presente se entrelazan en una travesía inolvidable!
